miércoles, 29 de septiembre de 2010

Nada es para tanto


Nada es para tanto, ni las sonrisas en el momento de nuestros retozos o los insultos posteriores a la despedida.
Nada: ni tu abrazo, ni tu abandono.
Al final todo ello será olvidado, como polvo al viento.
Cuando muera, incluso en la memoria de mis hijos y de mis alumnos se irá apagando el sonido de mi nombre, como si nunca hubiera existido.
De qué sirve dar importancia a la brevedad de los segundos, y aunque olvidemos incluso el olvido mismo, tampoco es para tanto.
Viento es viento, da vida pasajera a los cuerpos, alimenta los pulmones, hace correr vida y borra las huellas.
Si te olvido no es ningún castigo, necesario es poner de nuevo en blanco el lienzo para crear de nuevo, hasta lo eterno tiene momentos en que es olvidado, así al recordarse se crea de nuevo antes de ser borrado.

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