Elisher se encierra en una recámara del palacio con su hijo Niéjmov
y conversan largamente, sabiendo que sería la última vez que lo vería partir, como
hacía mucho lo habían acordado, todavía intenta detener el plan, dándole una salida.
Elisher después de tantos años, ya no desea su deslucida su venganza, pues el
hijo que ha criado todos estos años, merecería una vida apacible como un
campesino más o exiliarse como lo hizo Ella y sobrevivir oculto hasta que las
cosas cambiaran por sí solas
Niéjmov, “el no querido” por la realeza está firme en su
decisión, luchará por lo justo aunque muera en el intento: “No hay peor mal,
que ser cómplices de la maldad, madre, tú me lo has enseñado, ahora no me pidas
dar pasos hacia atrás. Preferible morir luchando que permitir tanta atrocidad.
No puedo ser misericordioso con quien jamás ha practicado la misericordia”.
Elisher se rinde, asume resignada la consecuencia de su propio
odio en el corazón de Niejmov y reprime su llanto, manteniendo dignidad y
fortaleza.
Antes de retirarse al castillo del Tirano Gorav, pide la
bendición de sus padres adoptivos y con aceite perfumado le bendicen. Una vez
que el joven se ha perdido en el camino, como un punto distante, Elisher dedica
unos minutos para llorar con todo su ser y canta.
La Duquesa ocupa su tiempo a partir de esa tarde para instruir a
los siervos de confianza de quitar las decoraciones de oro y plata del
castillo, llevarlas a una cueva en las montañas en costales y burros que
generalmente transportan grano, en su lugar
se colocan adornos más modestos de madera, incluyendo cruces e imágenes
religiosas, lo más ostentoso que permanece en el lugar son algunos objetos de
la capilla de oración, a fin de cubrir más de una apariencia.
Sus nuevas joyas, monedas y amuletos las lleva Ella misma a su
vieja cabaña, donde vivió con su hijo antes de su matrimonio con Bojan,
disfrazada como entonces, de harapos, pasando desapercibida y acompañada por
una niña para completar la escena.
Al llegar a su cabaña y con ayuda de la niña, limpian
durante dos días la cabaña, modificando las condiciones para hacerla habitable,
nuevamente. El sótano que le construyera Bojan, era una réplica de la cabaña.
Se hizo mucho esfuerzo para mantener este secreto en su tiempo, así que la
Duquesa Elisher regresó con la niña e hizo varios viajes, la mayoría sola, para
aprovisionar el sótano con víveres, ropa, aceite para las lámparas y mantas,
para los tiempos difíciles. Los tesoros, los empotra en uno de los muros y
marca el lugar con un símbolo protector.
Bojan trabajó con los herreros para verificar que hubieran
suficientes armas para cada hombre, mujer y niño del ducado. No se rendirían
sin luchar. El maduro exguerrero trabajó en estrategia con los hombres y se
habilitaron por fin los túneles secretos, construidos al principio, cuando la
muralla se extendió para protegerlos. Sin embargo, su corazón guardaba un poco
de esperanza de que la venganza no se diera, deseó con intensidad morir de
anciano en su palacio en el regazo de su noble esposa… presentía que de luchar
cuerpo a cuerpo no tuviera la agilidad para repeler una vez más a la muerte.
Mientras el joven Néjmov, hijo de Elisher y Bojan, se ganaba
la confianza como huésped del rey Gorav y su esposa Vera, pues mucho se
esmeraban en escoger el mejor prospecto para su hija. Varios candidatos habían
sido rechazados antes. El joven se mostraba inteligente y humilde a la vez,
opinando únicamente cuando así se le requería, observando cada detalle del
castillo, dibujando los detalles que iba encontrando día a día. Era tan buen
dibujante, que le creían un taciturno artista y hasta la reina le había
solicitado un retrato, encargo que hizo muy eficientemente, para beneplácito de
todos. Él podía hacer todos los registros en dibujo que quisiera, no
sospechaban una intención secundaria.
Algunos siervos le conocían desde sus tiempos de adolescente
flautista, antes de que ellos perdieran sus tierras y se dedicaran a la servil
tarea de atender al tirano que les daba de comer, así que de noche, cuando el
castillo dormía, tenía cómplices que le ayudaran a revisar las partes del
castillo menos glamorosas, las más vulnerables y las más peligrosas también. La
esperanza de apoco en poco iba creciendo entre ellos. Estos cómplices también
tenían que armarse y aceptaron entrevistarse con el duque Bojan para llevar a
cabo el levantamiento.
Después de dos semanas de visita, Niéjmój Jarolaw del Ducado
de Bojan, se despidió del reino de Gorat y de la princesa Zlata, quien no
dejaba de complacerse en la esperanza de tener un marido tan generoso y noble.
La decisión había sido tomada, se casarían en seis meses.
Los preparativos de la boda continuaron, así como el
movimiento de conspiración contra el actual rey. Elisher encontró varias oportunidades
para verificar que Niéjmov se había
vuelto lejano y distante con ella, como si una parte de su hijo hubiera muerto
anticipadamente, había dejado de tener detalles de tierno amor a su madre, en
cambio, le dio por practicar todas las noches con la espada y el arco. Asímismo Bojan y Niejmov revisaban los planos
y desarrollaban estrategias diversas para poder asegurar la victoria.
Bojan le dijo, también, en varias ocasiones que una sola
palabra suya y esto podría detenerse… pero Ella no tenía más voz, todo su
pequeño ducado estaba harto de tanta dominación y muerte, donde ellos solamente
eran la plaga del reino, cuando por generaciones habían sido sometidos.
A la par de los preparativos de la insurrección, el ducado
se preparó para la boda. Cuidadosamente los habitantes con sus cultivos y
ganado habían reservado la mayor parte para resistir el levantamiento, sin
embargo, el banquete no dejó de ser generoso para guardar las apariencias.
La boda se llevó a cabo, el dolor de Elisher y del pueblo se
iba cocinando en una extraña fiesta montada antes del levantamiento. El
banquete y la oportunidad de embriagar a la mayoría de los hombres fuertes del
reino, logró que el pueblo esperara el momento justo.
Niejmov pidió a su suegro que dijera unas palabras de
bendición. Su suegro tomó en alto la copa y comenzó a hablar. La señal para movilizar a todos los cómplices
de que era momento de tomar el castillo se había dado.
Al beber la copa el rey se sintió mareado y se desplomó en
el suelo, provocando que los guardias corrieran en su auxilio. Demasiado tarde
se dieron cuenta que los guardias del banquete eran los únicos vivos del
castillo y que su suerte sería la de su rey.
Se amarró a su trono al rey y se mantuvieron a su alrededor
los insurrectos hasta que despertó.
Elisher entró, seguida por los hombres de su ducado y le
dijo:
¿Qué temes rey Golav?
¿acaso eres un poco amado? ¿acaso alguien de esta sala podría abogar un poco de
clemencia por ti?
Este muchacho que ves aquí es hijo de un ciego, porque tú,
con tus propias manos le sacaste los ojos, en castigo… tu noble castigo, para
que no volviera a ver nada, por su curiosidad.
Hoy, hemos decidido entre todos, que no queremos que dejes
de ver, así que te quitaremos los párpados para que no puedas cerrar los ojos.
(El muchacho se acerca y con su cuchillo le corta los
párpados, con ayuda de dos hombres que le sostienen la cabeza y el torso… en
medio de los gritos del rey ).
Una vez mutilado el rey, se le lleva arrastrando a la plaza
principal, se le amarra a un árbol central y alrededor se le amontona su ropa.
Se trae una antorcha ardiendo y se le prende fuego. El grupo de aldeanos
observa quemarse y extinguirse al tirano rey.
Bojan y Niéjmov se dividen el ejército para custodiar las
dos entradas del reino, y en el camino, el joven príncipe observa desde su
cabalgadura a los cuerpos de la reina Vera y la princesa Zlata, colgados en las ramas de los árboles,
en un gesto de humanidad baja del caballo y con ayuda del ejército forma una
pira para consumir los cuerpos maltratados. Nadie hace ofrendas ni oraciones,
el ejército retoma su camino desde el nacimiento del fuego.
Al llegar a la orilla del reino, Niejmov recibe una lanza en
medio del pecho, sin aviso ni oportunidad de detenerlo, el ejército incipiente
se defiende a muerte. Poco a poco son mermados hasta el último hombre.
Bojan, por su parte, deja la dirección del ejército en manos
de su mejor alumno y sube a un árbol, donde contempla el fuego y el avance del
ejército real, adivinando que su hijo ya no existe. Vigila sin que los demás
sepan la entrada de la cabaña de Elisher, escondida entre enredaderas y musgo,
sin lámparas, ni olores de casa.
Pero Elisher no está escondida en su cabaña, como le hizo
creer a su fiel soldado, sino en la punta de la montaña, con su doncella
personal, la adolescente. Observan desde las rocas todo el cuadro, armadas
también de escudos, espadas y flechas.
El ejército de Bojan lucha por horas, resistiendo, hasta
vencer al ejército invasor. Esa noche el olor a cuerpos quemados de amigos y
enemigos contamina el aire y pocos pueden dormir, mientras que la mayoría teme
lo peor.
Al tercer día, la noticia de la muerte de Gorav y su familia
es conocida por toda la región. El pueblo, busca a Bojan para solicitarle que
asuma la corona, pero él no se considera ni noble, mucho menos rey. Si fungió noble,
había sido para ser digno del regazo de Elisher, no por otra cosa. Solicita
amablemente que entre las familias más viejas y con mejor derecho se elija el líder.
Al fin, después de mucho discutir se nombra un representante
y Bojan da sus bendiciones.
El silencio de Elisher va borrando la esperanza del noble
guerrero, quien no sabe si Ella ha muerto y sus cenizas se han confundido con
las demás, o se esconde en harapos en otro reino o quizás hasta se ha
convertido en árbol o en un animal. Emprende su última caminata de búsqueda en
los alrededores, tocando el flautín de Niejmov, esperando que Ella disponga su
deseo.
Dos horas después de la caminata, se sienta al pie de un árbol,
se lleva las manos al rostro y llora como un niño. Una mano toca su oreja y una
voz dulce lo saca de la pesadilla.
“¿Por qué lloras amado mío?”
Elisher de cuclillas frente a él: ni reina, ni mendiga, sino
vestida de simple aldeana, lo despierta de su angustia. Seca sus lágrimas y se
besan largamente.
Elisher dice: “Vámonos de aquí, esta tierra no nos debe
nada, ni nosotros a Ella. Es tiempo de zarpar. Un marinero nos espera para
llevarnos a Marruecos, después de algunos días a caballo. Discúlpame por
organizarlo sola, pero no pensaba irme sin ti”
Bojan se incorpora y después de abrazarla largamente, solo
dice:__ “vámonos, Tú has dispuesto mi destino”__.
El mediodía en el bosque encuadra el silencioso exilio de
Bojan y Elisher.
FIN
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