Es un suave dolor que no quieras estar conmigo
Que rechaces mi abrazo
Te ocultes en tu computadora
Y me dejes en la recámara preguntándome
Si acaso debí decir menos o decir más
Dulce herida que seca en la espera a que vuelvas a mí
Mis gatos ronronean en tu espacio vacío
Los acaricio y me contemplan
Con sus grandes y redondos ojos
Tus silencios serenos llenan la casa
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