Padre
Acúsome de haber pecado
de haber planeado cada uno de mis actos,
acúsome de lascivia, de premeditada gula
de comer a escondidas
de desear al hombre soltero y casado
de proponer la cita
de omitir la disculpa
Y sí, ha sido mi culpa tan sabrosa culpa
que en cuanto rumío el recuerdo
el cargo de conciencia
se revierte en nuevo placer
y el remordimiento es la remembranza
y es nuevo deseo
y allí me escondo otra vez.
Pero créame no vengo a que me perdone
sino a platicarle los más oscuros detalles
porque fui correspondida
y Él también se desbordó
vengo a decirle que eso no es pecado
sino al contrario
el paraíso construido entre dos.